viernes, 28 de octubre de 2016

AMF-SEMFYC. Opiniones. Rafa Bravo.

Uno de los fracasos de la reforma de la Atención Primaria (AP) es, en mi opinión, el no haber sabido ubicar al personal de enfermería en los equipos de Atención Primaria (EAP). Cuando decimos «ubicar» no queremos decir un lugar físico, eso fue una de las primeras cosas que se hicieron, sino una ubicación funcional, de misiones y objetivos claros. Se abandonaron tareas y funciones, mientras se intentaba avanzar hacia un modelo incierto y falto de evaluación, que muchos años después es difícil reconocer por parte de pacientes y compañeros. La figura autónoma que se les tenía preparada no aparece, en general, por ningún lado y el papel real de la enfermería en el EAP es uno de esos «elefantes en la habitación» del que nadie quiere hablar, so pena de despertar el monstruo de la polémica. No siempre es así, un editorial de la revista Atención Primaria3 plantea el problema de la gestión de la demanda por parte de enfermería, si bien lo hace desde presupuestos algo más maximalistas y menos arriesgados de lo que el título sugiere. Introduce el, tan sensato como poco puesto en práctica, concepto de la capacidad resolutiva en equipo y escalabilidad en la solución. Dicho de otro modo, si un problema puede ser resuelto por el administrativo no debe pasar a la enfermera ni al médico, si un problema puede ser resuelto por enfermería no debe pasar al médico. Esta capacidad se basa, según la autora, en dos elementos clave, la accesibilidad organizativa y la competencia profesional. Dejando de lado esta última (un elefante aún más gordo en la habitación), nos podemos centrar en la primera, ya que el editorial clasifica los EAP de España en cuatro tipos, según su organización sea más o menos global o longitudinal y esté presente, o no, una atención de tipo «dispensarizado». Clasificación sorprendente si tenemos en cuenta que dos de los tipos o modelos que se nombran son casi anecdóticos. El más prevalente en España pudiera no ser el que se comenta en el editorial y sí el que se señala como menos deseable. También sorprende, por qué no decirlo, la fecha del editorial, 32 años después de iniciarse la reforma de la AP y que se siga confundiendo las ilusiones pasadas con la realidad presente.
http://amf-semfyc.com/web/article_ver.php?id=1932

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